La mayoría de investigaciones han indagado en aspectos del bienestar, la felicidad y la plenitud en la interpretación musical de forma separada, a pesar de que la psicología positiva indica que es importante considerarlas como partes de un todo. Por ejemplo, Gabrielsson y Lindström Wik (2003) identificaron respuestas físicas y fisiológicas directas de la música como escalofríos, sentimientos de éxtasis, euforia, embriaguez, así como la capacidad de escuchar música familiar de una forma nueva (compromiso y flujo), e incluso la experiencia de vivencias espirituales o trascendentales. Todo esto podría tener unos resultados terapéuticos e implicaría además un estado hedónico del bienestar.
El estudio de Lamont (2012) se llevó a cabo con 35 estudiantes quienes completaron descripciones libres sobre sus experiencias con la interpretación musical. Los estudiantes formaban parte de un curso de psicología de la música en una universidad de Inglaterra. La media de edad era de 20 años. Todos los participantes disponían de algún tipo de formación musical. Se le indicó a los participantes que escribieran en una hoja, utilizando tanto papel como necesitaran, sobre las experiencias más fuertes que habían tenido con la música, tratando de aportar todo el detalle que les fuese posible. En la otra cara de la hoja se les preguntó por cuestiones que pudieran no haber sido contestadas en la narración libre, como por ejemplo, cuándo y dónde se tuvo lugar la experiencia, sentimientos antes y después de la experiencia, cuál fue la causa de la experiencia, si tal experiencia se experimenta a menudo…los participantes no fueron guiados pero sí se les preguntó sobre la experiencia más sobresaliente para ellos. Los estudiantes fueron reclutados en cinco años 2006 a 2010 y las respuestas fueron anónimas.
Para el análisis de datos se utilizó la codificación SEM-DS elaborada por Gabrielsson y Lindström Wik (2003). Un 88,6% de los participantes del estudio manifestaron emociones positivas (por ejemplo de felicidad) hacia la interpretación musical, aunque también existía un porcentaje alto de emociones negativas (62,9%). Debido a las limitaciones en relación al tipo del método de análisis, donde no se puede identificar tipos particulares de experiencia, también se realizó un enfoque temático de composición abierta con un enfoque ideográfico. Los resultados en referencia a la categoría de “una experiencia fuerte con la interpretación musical” muestran que 28 de los 35 participantes (el 80%) encontraron su experiencia más significativa tocando, frente al 20% que fue cantando. La mitad de las experiencias fuertes se produjeron con la “música clásica”. De los 35 participantes, 18 mostraron emociones negativas relacionadas con la ansiedad.
Los resultados del trabajo de la profesora Lamont ponen de manifiesto que la interpretación musical proporciona una mayor identidad y autoestima musical. El énfasis se encuentra en aquellos elementos que se han relacionado con la autonomía y la motivación intrínseca. Los resultados actuales ilustran la importancia del flujo y la experiencia cumbre (presente en la mayor parte de los tipos identificados aquí) en la generación y el mantenimiento de la motivación para el compromiso futuro con la música. Los resultados también sugieren que conectar emocionalmente con los demás podría ser una forma alternativa para combatir el miedo escénico.
En resumen, los resultados ilustran que las fuertes experiencias al interpretar música son dominadas por la ruta eudaimónica de la felicidad. Al igual que los oyentes, las experiencias más fuertes de artistas intérpretes se caracterizan por un diálogo y una búsqueda de sentido, a pesar de que se producen en gran medida con la música casi siempre familiar para los participantes y frente a una audiencia. Las experiencias de impacto positivo en la interpretación musical son recuerdos positivos a los que pueden recurrir para mantener su motivación hacia la música, tanto a partir de una perspectiva hedonista (búsqueda del placer) como desde una perspectiva eudaimónica (funcionamiento psicológico pleno).
¡No dejes de hacer música para sentirte más feliz! 🙂
+ Información en: Lamont, A. (2012). Emotion, engagement and meaning in strong experiences of music performance. Psychology of Music, 40(5), 574-594. DOI: 10.1177/0305735612448510
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