Si quieres saber cómo se originó la notación musical, en este post te presentamos un documental de Howard Goodall (compositor y presentador inglés) donde se muestra un breve recorrido histórico por la notación musical. “En los monasterios del primer milenio cristiano la única música que había quedado del periodo romano eran los cantos gregorianos memorizados”.
En el siglo X se fueron creando diversas formas de escritura musical, pasando de la memoria al papel, en un tetragrama primeramente, y finalmente en un pentagrama. Ninguna cultura del mundo había hecho esto antes, a pesar de que los chinos p.ej. tenían un código de escritura musical a modo de tablatura donde se dice dónde hay que colocar los dedos en un instrumento de cuerda. Las tablaturas son utilizadas también en algunas músicas actuales como el pop, pero éstas no indican el ritmo ni la melodía, ya que se supone que uno conoce la canción, tal y como sucedía con los bosquejos taquigráficos (neumas) en el siglo IX. Gracias al sistema de notación musical creado por Guido (Mónaco) De Arezzo (995 d.C.-1050 d.C.) podemos hoy día disfrutar de obras tan maravillosas como el Réquiem de Mozart o la Novena de Beethoven.
Cuando la cultura europea intentó reinventarse, echó la vista atrás hacia Grecia, sin embargo en las teorías musicales griegas, no se disponía de ninguna forma de escritura para saber cómo sonaba la música. Los monjes medievales tenían el canto cristiano proveniente del canto judío. No se trataba de música de entretenimiento o deleite para los oídos sino de la expresión musical de la fe cristiana –salmos, himnos y escrituras.
En el siglo VII el Papa Gregorio el Grande –de ahí el nombre de cantos gregorianos– ordenó codificar todo el repertorio de cantos para que todos los cristianos europeos cantaran el mismo himno siguiendo el mismo libro. Antes de Guido De Arezzo (995 d.C.-1050 d.C.) los monjes tenían que aprenderse cada uno de los cantos de memoria, lo cual llevaba mucho tiempo.
Antes de que existieran las primeras formas de escritura musical, se utilizaba la dirección melódica a través del maestro coral según movía las manos: hacia arriba (agudo) o hacia abajo (grave). Este podría ser el origen de la fononimia. El Emperador Romano Carlomagno (747-814 d.C.) mandó la codificación y revisión de los cantos gregorianos del año 800. Había comenzado a existir un tosco sistema de garabatos y signos que serían los precursores de la escritura musical. Se trataba de los bosquejos taquigráficos (neumas), el intento primitivo por dar contorno y forma a la melodía que ponían encima de la letra. Cada monasterio tenía su propio sistema de bosquejos taquigráficos (neumas), siguiendo una forma lógica pero incompleta, ya que ésta no mostraba ni la nota de comienzo, ni tampoco la relación de unas notas con otras (intervalos); se trataba de un mapa sin números. Estos bosquejos (neumas) podrían servir para recordar, pero no para cantar una melodía por primera vez, lo mismo que sucede con las tablaturas.
El siguiente paso a los bosquejos taquigráficos (neumas) fue añadir una delgada línea roja. A pesar de que no sabemos quién lo pensó, sí podemos afirmar que lo plasmó por primera vez el teórico musical Guido (Mónaco) De Arezzo (995 d.C.-1050 d.C.). Se le decía Arezzo ya que ésta fue la ciudad italiana universitaria de la Toscana donde Guido trabajó y vivió durante muchos años. Guido escribió dos métodos de teoría musical; en uno de ellos se explicaba el principio lineal. Este método hacia que la música fuera fácil de leer, una línea roja representaría la nota “fa”, vendría a ser lo que hoy denominamos “clave”. A partir de esa línea, se construían el resto de notas. Más tarde se incluyó una segunda línea amarilla que representaba el “do”, y una tercera línea negra entre las dos anteriores que representaba el “la”, teniendo de este modo las notas: “fa, sol, la, si, do”. Guido también desarrolló lo que se denomina La Mano Guidoniana, un sistema para que los monjes de la edad media pudieran leer música a primera vista. A partir del siglo XIII las cuatro líneas de Guido De Arezzo se instauraron como sistema de escritura musical estándar. La quinta línea fue añadida para otros tipos de música en el siglo XIV.
Con este sistema de escritura, Guido trató de reducir la formación de los cantos gregorianos de diez años a uno. De este modo Guido se convirtió, casi sin saberlo, en el precursor de la figura del compositor. Aunque los músicos religiosos anónimos ya habían comenzado a experimentar con una forma primitiva de armonías, la escritura musical de Arezzo aceleró el desarrollo para realizar dos líneas melódicas simultáneas o contrapuestas. A pesar de este sistema, los compositores tardaron varios años más en escribir tres y cuatro líneas melódicas simultáneas.
Para entender cómo la música experimentó un cambio gracias a la escritura, podemos hacer una analogía con la arquitectura. Sin planos sería posible construir una pequeña casa, pero resultaría imposible la construcción de una catedral.
Desde el nacimiento del Homo Sapiens (hombre sabio) hasta la época de Guillermo el Conquistador (1028-1087), la música consistía en una melodía con acompañamiento rítmico. Pero Guido de Arezzo cambió todo pudiendo crear un sistema complejo que, en años posteriores y hasta nuestros días, ha convertido la música en una obra de arte. No podemos saber como sonaría la música en la época de Alejandro Magno (356-323 a.C.), pero sí podemos saber como sonaba la música en la época de Napoleón Bonaparte (1769-1821), gracias al sistema de notación musical creado por Guido. Resulta curioso observar como todas las culturas del mundo han adoptado, de una u otra forma, este sistema de escritura. Cuando los compositores de jazz quieren ser más específicos, utilizan el sistema de notación creado por Guido de Arezzo a principios del siglo XI, finales del siglo X. Además, Guido también inventó la escala Ut (Do), Re, Mi, Fa, Sol, La (la nota “si” fue introducida siglos después por Anselmo de Flandes combinando las iniciales de Sancte Ioannes) partir de las primeas sílabas del verso “Ut queant laxis” Himno a San Juan Bautista, escrito por el historiador lombardo (Italia) Pablo el Diácono (siglo VIII).
Hoy día, y a pesar del uso de las nuevas tecnologías, sigue teniendo vigencia el sistema de notación musical inventado por Guido, que nos ha permitido poder disfrutar de un milenio de excelentes músicas.
Para ver el documental completo en español, haz click sobre la siguiente imagen:
Puff, Bosquejos taquigráficos en lugar de Neumas,que es el término utilizado en los tratados más importantes y por la mayoría de expertos en musicología.
Gracias Jesús por tu aportación. Hemos incluido la palabra neumas.
que es tablatura
Clara y completa la información sobre la notación musical. Me gusta poder aprender de alguien que domina el tema. Gracias Maestro.
Gracias por tu comentario Raúl.
Y el canto Ambrosiano? No usaban ya ritmo (longa y brevis) en su escritura?…Ambrosio fue papa antes que Gregorio no?
Excelente esta preciosa historia de los inicios de la música.Soy director de un coro hace unos cuantos años y este relato me viene muy bien para explicar los comienzos de la música que algunos componentes
del coro me preguntan a menudo.Muchas gracias. Eskerrik asko.
Firmado: DORAY
Eskerrik asko Doray.
muchas gracias me ayudo a mi tarea
En algunos textos se señala que Hucbaldo es el autor de las dos líneas de colores FA y Do, y que Guido habría utilizado como base para crear el Tetragrama. Sería bueno aclarar ese punto.
Me pareció muy interesante el artículo, felicitaciones a su creador.
la mejor la amo
No encuentro ninguna relación histórica entre el proceso de grafismos en la música y «personalidades» como el Homo Sapiens, Alejandro Magno y Guillermo el conquistador.
Sería necesario aclarar que los jazzistas no utilizan la nomenclatura guidoniana (ut, re, mi…) sino la alfabética (A…G) del teórico y erudito romano Anicio Manlio Boezio (siglos V-VI).
Escrito completo, claro y ameno. Felicidades!